PAISES BAJOS.- En los Países Bajos, una mujer de 82 años fue enterrada recientemente en un ataúd hecho completamente de fibras de hongos de rápido compostaje que mejorarán considerablemente la salud del suelo en los años siguientes.
Apodado el “capullo viviente”, el ataúd ofrece una opción para una generación más consciente de la ecología que puede querer dejar un impacto positivo en el planeta después de su partida.
Creado por Bob Hendrikx, de 26 años, un biodiseñador de la Universidad de Delft, el ataúd se fabrica cultivando micelio alrededor de un marco en forma de ataúd.
El micelio es la parte del hongo que no se puede ver: la red fibrosa subterránea que constituye la mayor parte de la forma de vida.
Hendrikx también se refirió a él como “reciclador de la naturaleza”, ya que los científicos de los hongos, llamados micólogos, han demostrado que el micelio puede procesar cosas que otros agentes de descomposición no pueden abordar.
“El micelio busca constantemente productos de desecho (aceite, plástico, metales y otros contaminantes) y los convierte en nutrientes para el medio ambiente”, dijo Hendrikx, según The Guardian. “Este ataúd significa que en realidad alimentamos la tierra con nuestros cuerpos. Somos nutrientes, no desperdicios “.
En contraste con los años, un ataúd convencional, con fibras de tela artificial, madera laminada y componentes metálicos, puede demorarse en descomponerse, los periódicos locales que cubrieron el funeral afirmaron que Living Cocoon “tarda una semana en crecer y luego el difunto tarda aproximadamente dos o tres años en descomponerse”.
Actualmente, el ataúd cuesta alrededor de mil 350 dólares, pero Hendrikx espera que a medida que más y más personas se interesen, pueda reducir el costo.
Hendrikx, un pensador radical, imagina un día en el que todos los ataúdes que se usan en la tierra estén hechos de micelio para retribuir a la Tierra.
La empresa matriz de Living Cocoon, Loop, en realidad está realizando una investigación sobre el impacto de los cuerpos humanos en la calidad del suelo, con la esperanza de “convencer a los legisladores de convertir las áreas contaminadas en bosques saludables, con nuestros cuerpos como nutrientes”.
Con información de Good News Network