TIJUANA, Baja California.- Bajo una lluvia torrencial, la figura de Luis Donaldo Colosio Murrieta extiende el brazo a la ciudadanía quien quiera visitar la Plaza de la Unidad y la Esperanza, en Lomas Taurinas.
El 23 de marzo de 1994, el entonces candidato a la presidencia por parte del Partido Revolucionario Instintucional fue asesinado mientras realizaba un mitin con los tijuanenses.
El principal señalado de perpetrar el asesinato fue Mario Aburto Martínez, de 22 años en ese entonces, y que fuera sentenciado a 45 años de prisión.
Hace días, por medio del titular del Juzgado Segundo de Distrito de Amparo en materia Penal, Antonio González García, ganó un amparo, ya que alega que la Fiscalía General de la República no ha indagado más profundamente en la presunta tortura que realizaron en contra de él y su familia para que confesaran los cargos después de ser detenido.
Los efectos de mencionado recurso legal es para que dentro de seis meses, la FGR esclarezca estas acusaciones por medio de investigaciones.
El caso de Luis Donaldo Colosio seguirá siendo un caso que impactó a México, tanto por lo opaco que fueron las investigaciones, como los intereses ocultos por parte de los militantes príistas, acciones que hacen recordar una de las frases más icónicas del político: “Veo un México con hambre y con sed de justicia, un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales”.
Con información de Alan Ramírez.
