En un nuevo libro, una científica sostiene que la contaminación química está teniendo un efecto profundo en el desarrollo sexual humano, desde el encogimiento del pene hasta la impactante disminución de la fertilidad femenina.
Como Greta Thunberg señaló astutamente en un tweet, tal vez la reducción de los genitales podría ser el impulso que la humanidad necesita para tomar medidas serias para proteger el medio ambiente del mundo.
La afirmación proviene de un nuevo libro de la doctora Shanna H. Swan, una epidemióloga ambiental y reproductiva líder en la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, titulado: How Our Modern World Is Threatening Sperm Counts, Altering Male and Female Reproductive Development, and Imperiling the Future of the Human Race.
Además de destacar las muchas formas en que la vida del siglo XXI está dañando la salud, el libro se centra particularmente en cómo los productos químicos en el medio ambiente moderno están cambiando profundamente la sexualidad y la fertilidad humanas.
En 2017, Swan fue parte de un estudio que encontró que los niveles de esperma entre los hombres en algunos países occidentales habían disminuido en más del 50 por ciento en solo cuatro décadas. Hubo un montón de explicaciones detrás de esta tendencia, pero Swan estaba especialmente interesada en la forma en que los químicos enel medio ambiente estaban afectando la salud sexual.
Gran parte de la preocupación se relaciona con los ftalatos, un grupo prolífico de sustancias químicas que se utilizan en cientos de productos de consumo, desde juguetes y envases de alimentos hasta lacas y pinturas para el cabello.
Los ftalatos son lo que se conoce como un compuesto disruptor endocrino, lo que significa que pueden interferir con los sistemas hormonales. A través de esta interrupción, se cree que la exposición a los ftalatos, así como a otros disruptores endocrinos, es la razón principal detrás de la disminución del recuento de espermatozoides y el deterioro de la calidad del esperma.
También se han relacionado con una mayor incidencia de malformaciones de los genitales. En declaraciones a Intercept, Swan explica que su investigación reveló que la exposición a los ftalatos al final del primer trimestre en el útero estaba relacionada con el hecho de que los bebés humanos nacieran con una distancia anogenital más corta (que es básicamente la distancia entre el ano y el comienzo del embarazo).
No todo el mundo está preocupado por esta amenaza. Algunos han argumentado anteriormente que el pánico que rodea a los disruptores endocrinos puede ser exagerado y los temores son exagerados.
Ciertamente, algunos de los vínculos son provisionales, dice Swan, pero una gran cantidad de evidencia sugiere que los químicos están vinculados a una serie de cambios en la actividad sexual, desde la desmasculinización de los sapos de la caña salvaje hasta la falta de interés en el sexo en humanos.
Sin embargo, la disminución de los penes no es la principal preocupación. Swan argumenta que la mayor exposición a estos químicos podría tener repercusiones en todo el mundo en lo que respecta a la fertilidad y el desarrollo sexual, e incluso podría amenazar el futuro de la humanidad.
Para evitar este destino, sostiene que las sociedades deben distanciarse de estos productos químicos y comenzar a reducir su uso de inmediato.
Con información de IFL Science
