Se ha revelado que una tableta de 3.500 años que se conserva en el Museo Británico representa a un fantasma, con instrucciones sobre cómo evitar que los espíritus de los muertos que andan por ahí causen problemas a los vivos. El hallazgo se ha convertido en la pieza central de un libro de próxima aparición sobre la forma en que una de las primeras civilizaciones veía a los no muertos.
El Dr. Irving Finkel es el encargado adjunto de artículos de la antigua Mesopotamia en el Museo Británico y ha pasado toda su vida aprendiendo sobre cómo las antiguas civilizaciones de la región veían el mundo. Al examinar una de las muchas tablillas babilónicas del museo, notó algo que nadie había visto antes: con la luz adecuada y desde un ángulo apropiado, una tablilla revela el contorno de dos figuras, una con las manos atadas y con una correa.
La tableta, concluye Finkel, retrata al fantasma de una mujer de mediana edad que necesita ser devuelta al inframundo. Para ello, se ha convocado a un atractivo joven para que la acompañe. Para garantizar que esto ocurra, los dibujos de ambos, con ella sosteniéndolo con una correa, fueron enterrados junto con otras cosas que pudieran necesitar.
La parte posterior de la tableta contiene instrucciones sobre cómo eliminar un fantasma que; “Agarra a una persona y la persigue y no puede ser desatado”. Esto implicó hacer y vestir adecuadamente figuritas de un hombre y una mujer, proporcionándoles artículos como una cama y un peine. Los arreglos rituales debían hacerse al amanecer con dos vasos de cerveza y un encantamiento al Dios Sol.
El texto termina con instrucciones, “No mires hacia atrás”, que recuerda las historias de Orfeo y la esposa de Lot.
“Es un objeto del Libro Guinness de los Récords porque ¿cómo podría alguien tener un dibujo de un fantasma que era más viejo?” Finkel le dijo a The Guardian.
Finkel ha puesto la tabla en contexto con otras referencias mesopotámicas a espíritus en el libro The First Ghosts: Most Ancient of Legacies, que se publicará el próximo mes. “Los fantasmas habitan algo de la esencia misma de lo que es ser humano”, señala, transmitiendo la sabiduría babilónica sobre cómo no solo deshacerse de ellos, sino también traerlos de vuelta y evitar convertirse en uno mismo.
“Cuando una persona moría en Mesopotamia, hasta donde nosotros lo entendemos, tenía que ser enterrada con una especie de ritual para que estuvieran muy bien encerrados para que no regresaran y causaran problemas”, dijo Finkel en una entrevista para el sitio web del museo.
La creencia en los fantasmas era universal en ese momento, dijo Finkel, pero la gente era comprensiva y veía a los espíritus difuntos como una necesidad de ayuda para regresar a donde pertenecían en lugar de como algo malvado contra lo que luchar. La excepción fueron los fantasmas de personas espantosas incluso en la vida, que no mejoraron con la muerte, sino que se deslizaron en los oídos de las personas y causaron migrañas. Finkel cree que el ritual que describe la tablilla habría estado disponible para los muy ricos por un precio elevado, pero los pobres habrían tenido que aguantar los espíritus problemáticos.
El descubrimiento más famoso de Finkel fue una tablilla que habla de un gran diluvio, que parece haber sido el origen de la historia del Arca de Noé más de mil años antes de que llegara a la Biblia. El relato del proto-Noé estaba tan extendido en Mesopotamia que se han encontrado numerosas tablillas que relatan diferentes versiones del mismo.
Sin embargo, el de Finkel es el único conocido que se refiere a los animales traídos al arca “de dos en dos”, acompañados de instrucciones detalladas para la construcción del arca en caso de que regresen las inundaciones.
En un mundo en el que los casquetes polares se derriten, es posible que necesitemos todos los dispositivos de flotación que podamos conseguir, por lo que el hallazgo de Finkel se utilizó para construir un arca a escala de un tercio, que de hecho demostró ser flotante, aunque incapaz de preservar toda la creación.
Con información de IFL Science
