Dos soldados turcos murieron en una ofensiva militar contra el enclave dominado por los kurdos de Afrin en la vecina Siria, dijeron las autoridades.
“No dejaremos la sangre de nuestros mártires en el terreno y continuaremos nuestra lucha hasta que saquemos de raíz el terror”, tuiteó el ministro de Asuntos Exteriores, Mevlüt Çavuşoğlu.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, un monitor de guerra con amplios contactos dentro de Siria dijo que, además de los dos soldados turcos, 24 civiles habían muerto después de tres días de intensos bombardeos y ataques aéreos, así como de 25 rebeldes sirios que combaten junto a Turquía y 26 combatientes kurdos.
Turquía lanzó la Operación Olive Branch en Afrin el sábado. El enclave está controlado por el partido Unión Democrática Kurda (PYD) y su brazo militar, las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), que según Ankara es el brazo sirio de un grupo terrorista que ha luchado contra una insurgencia de décadas en Turquía. La provisión de armas al PYD por parte de la coalición estadounidense que lucha contra Isis ha indignado al gobierno turco.
El último conflicto fue provocado por un anuncio de los Estados Unidos de que tenía la intención de construir una fuerza fronteriza de 30,000 efectivos para patrullar las fronteras de Siria que incluiría al YPG.
Turquía buscó el respaldo de Rusia para usar el espacio aéreo sobre Afrin y para llevar a cabo la operación, que apunta a crear una zona de amortiguación de 30km de profundidad para proteger a las ciudades fronterizas turcas de cualquier incursión o ataque con misiles.
En una señal de una tensión creciente con Washington, el presidente Recep Tayyip Erdoğan rechazó el lunes por la noche una declaración de Estados Unidos pidiendo moderación y afirmando que la operación debería ser de alcance limitado, aunque reconoció que Turquía tenía preocupaciones legítimas sobre su seguridad fronteriza.
Con información de The Guardian
