Gobernantes de Zimbabue usan muros de un monumento para construir un legado

MONUMENTO NACIONAL GRAN ZIMBABUE, Zimbabue ⎯ Los africanos negros nunca podrían haber construido el monumento Gran Zimbabue, o así decían los gobernantes blancos.

Claramente, fue hecho por los fenicios u otros visitantes de lugares remotos, insistían. No importaba que los arqueólogos y la datación de carbono hubieran confirmado lo obvio: que el monumento fue construido por los ancestros de los africanos que vivían cerca.

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El Gran Zimbabue, un Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por su sigla en inglés) que es uno de los pocos monumentos precoloniales sobrevivientes en el África subsahariana, ha sido desde hace tiempo el más feroz campo de batalla arqueológico del continente. Los europeos usaban su supuesto origen extranjero para justificar su dominio. Los combatientes de la liberación lo usaban como un grito de batalla para su causa, eventualmente dándole su nombre a su nación recientemente independiente.

Pero la pelea en torno al Gran Zimbabue no terminó con la independencia.

A medida que el presidente Robert Mugabe y su partido ZANU-PF se han aferrado al poder por medio de la violencia, han recurrido cada vez más al Gran Zimbabue en busca de reivindicación.

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En los muros de piedra elegantemente curveados del monumento ⎯ en el centro de una ciudad en ruinas donde vivieron miles de habitantes hace siglos ⎯, los actuales líderes de Zimbabue también han encontrado un razonamiento para los 37 años ininterrumpidos de su partido en el poder.

En diciembre, la conferencia anual del partido se celebró en una localidad cercana al Gran Zimbabue. Emmerson Mnangagwa, un vicepresidente y uno de los principales contendientes para suceder a Mugabe, habló del “unificador monumento Gran Zimbabue del cual se derivan el lema, la resiliencia, el ingenio, la inventiva y la inspiración del partido”.

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El año pasado, Mugabe ⎯ el jefe de estado más antiguo del mundo, quien ha gobernado Zimbabue desde la independencia ⎯ organizó una enorme celebración por su cumpleaños número 92 en el Gran Zimbabue.

Mugabe habló del “majestuoso monumento Gran Zimbabue cuyos orígenes africanos los imperialistas deseaban tanto denigrar”. Luego comió una rebanada de un pastel horneado con la imagen del monumento y que pesaba 92 kilos.

“Ya fueran los rhodesianos o el gobierno del ZANU-PF, siempre quieren probar y ordeñar algo de glamour político de esta muy ilustre historia”, dijo Nelson Chamisa, un líder opositor que fungió de 2009 a 2013 como ministro de tecnología de información y comunicación de un gobierno de coalición, refiriéndose a la minoría blanca que controló el país conocido como Rhodesia hasta la independencia.

Pero el Gran Zimbabue, dijo Chamisa, seguía fuera de los límites de cualquier evento opositor.

“Nunca hemos tratado en el pasado de ir ahí”, dijo. “Nuestros colegas en ZANU-PF lo vigilan celosamente. Probablemente piensan que queremos arrebatarles su legado”.

Extendido en 800 hectáreas en el sur de Gran Zimbabue, el Gran Zimbabue fue una ciudad fundada en el siglo XI y habitada, en su apogeo, por más de 10,000 personas.

Los muros de piedra, que se elevan hasta los 9.8 metros y se mantienen sin argamasa, formaban grandes recintos en los cuales vivían varias comunidades. Se creía que era la capital del pueblo Shona local, que construyó comunidades similares, aunque más pequeñas, en toda la región. Zimbabue significa “casa de piedra” en la lengua Shona.

Ubicado cerca de campos auríferos, el Gran Zimbabue también fue parte de una red comercial que se extendía por la costa africana oriental hacia el mundo árabe, Persia y China. Quizá debido a que se agotó el oro y a una declinación en el comercio, el Gran Zimbabue fue abandonado alrededor de 1450.

“Si uno ve cómo se construyeron estas cosas, se puede entender que estas personas eran muy inteligentes”, dijo Lovemore Mugwisi, quien visitaba el Gran Zimbabue en una mañana lluviosa con su esposa y cuatro hijos. “No había cemento, ni argamasa; la gente lo hacía solo usando sus manos, y estas estructuras aún se sostienen. Incluso después de que llegaron los colonos aquí, había civilización”.

Pocos monumentos antiguos sobreviven en toda el África subsahariana. Además del Gran Zimbabue, dijo Webber Ndoro, director del Fondo del Patrimonio Mundial Africano, están las iglesias talladas en piedra en Lalibela y la antigua ciudad de Aksum, ambas en Etiopía; la cual es, significativamente, la única nación africana que nunca fue colonizada.

“Etiopía nunca fue colonizada así que la interpretación provino de los propios etíopes”, dijo Ndoro, un arqueólogo zimbabuense que trabajó como curador en el Gran Zimbabue al principio de los años 90. “Pero cuando uno viene al sur de África, donde se tiene una larga historia de colonización, se ve que hubo un intento por parte de los gobiernos coloniales de no atribuir nada importante a las poblaciones locales porque entonces su superioridad estaría en entredicho”.

Cuando los europeos pusieron un pie en el Gran Zimbabue durante la pelea colonial por África en el siglo XIX, abundaron las explicaciones exóticas sobre los orígenes del monumento. Las ruinas eran la capital de la reina de Saba, o la sede de las minas del rey Salomón, decían los argumentos.

Exploradores europeos, algunos financiados por Cecil Rhodes, el industrial británico cuya compañía creó la colonia que llevó su nombre, dijeron que el Gran Zimbabue fue construido por los fenicios, o los egipcios, o una civilización blanca previa en África que estaba regresando para reclamar su lugar legítimo.

“Solo era fantasía y especulación, pero a la gente en Europa le encantaba”, dijo Preben Kaarsholm, un experto danés en Zimbabue. “Y era usado para justificar el colonialismo y la carnicería imperialista”.

Los arqueólogos, a partir de principios de 1905, aseguraron que los africanos locales habían erigido el Gran Zimbabue, una conclusión reforzada por datación de carbono y otros acontecimientos científicos a lo largo de décadas.

Pero las autoridades coloniales británicas, y luego el gobierno de la minoría blanca en el poder, no escucharon razones. Los libros sobre el Gran Zimbabue fueron censurados. Un arqueólogo, Peter Garlake, quien se negó a suspender su investigación sobre los orígenes africanos del monumento fue forzado a salir al exilio, regresando solo después de la independencia en 1980.

En su discurso de independencia, Mugabe dijo que su pueblo estaba ganando “una nueva historia y un nuevo pasado”. el Gran Zimbabue finalmente sería suyo.

Analistas dicen que fue alrededor de 2000 ⎯ cuando Mugabe enfrentó serios desafíos a su autoridad ⎯ que vio el valor de forjar lazos entre su partido y el Gran Zimbabue. El partido empezó a celebrar eventos en el lugar, incluyendo las celebraciones del Día de la Unidad Nacional y las fiestas de cumpleaños de Mugabe.

“Se supone que Zimbabue se una en torno a ese monumento, y, al identificarse con el Gran Zimbabue, ZANU-PF es una organización que está intrincadamente vinculada con ese pasado glorioso y debería estar permanentemente en el poder debido a ese reclamado vínculo con el pasado”, dijo Innocent Pikirayi, un arqueólogo zimbabuense y profesor de la Universidad de Pretoria en Sudáfrica, al explicar la lógica del gobierno.

“Es manipulación del más alto nivel cuando se trata del pasado”, dijo.

Pese a la importancia del monumento para África, poco se ha invertido en conservarlo. Los visitantes pueden trepar encima de los frágiles muros. Los aldeanos locales son libres de ir y venir, a menudo con su ganado.

“Cuando uno usa los monumentos para obtener influencia política, debería al menos invertir en ellos para que su conciencia esté limpia”, dijo Pikirayi.

En una mañana lluviosa, Tongai Dzimiri, de 27 años de edad, y su hermano, Nyasha, de 12, dirigían a las vacas de su familia a pastar en los terrenos del Gran Zimbabue.

“Mientras crecimos nos dijeron que esto fue construido por nuestros ancestros”, dijo Dzimiri.

Pero la situación actual de Zimbabue, afirmó, había despertado dudas en su mente; un signo de que, en la continua batalla por la propiedad del Gran Zimbabue, la nueva historia y pasado prometidos por Mugabe estaban siendo cuestionados por la realidad de un Zimbabue abrumado por la corrupción, la pobreza y el mal gobierno.

“Quizá algunos nómadas construyeron esto”, dijo Dzimiri, mientras vigilaba sus vacas, un par de las cuales había desaparecido detrás de los muros de piedra del Gran Zimbabue. “Quizá algunas personas blancas”.

Norimitsu Onishi
© 2017 New York Times News Service