Jefas de hogar y remesas

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Una de las “posibilidades” que Donald Trump plantea para financiar el muro fronterizo que quiere construir es que éste se financie con un impuesto a las remesas que mandan los trabajadores migrantes al país, y que después de la industria automotriz y alimentaria significan la tercera fuente de divisas.

Otra posibilidad es que estas remesas dejen de llegar por la expulsión masiva de emigrantes mexicanos, que pretende la política del actual presidente de Estados Unidos.

- Publicidad-

De acuerdo con la información generada por Banco de México (Banxico), prácticamente la mitad de estas remesas (49%), llegan a ocho entidades: Baja California, Puebla, Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Guanajuato, Estado de México y Ciudad de México. Las Delegaciones más importantes son: Miguel Hidalgo, Iztapalapa y Álvaro Obregón.

De abril a diciembre de 2016 se recibieron 21 mil millones de dólares, y durante todo 2016 la cifra ascendió a 26 mil 970 millones de dólares, 8.8% más a lo percibido en el año anterior. Esta cifra equivale a 553 mil 260 millones de pesos y corresponde al total de lo captado por ingresos tributarios en 2016.

Debido a las elecciones en Estados Unidos y la incertidumbre que provocó entre los y las trabajadoras migrantes en el último trimestre del año, las remesas crecieron 33%; otro factor que influyó favorablemente para su crecimiento fue la recuperación del empleo en ese país, éste pasó de 4.9 a 46% en 2016.

- Publicidad -

En 2016 las remesas representaron 3% del PIB, en tanto que para 2014 fue de 2%.

Según Merrill Llynch, para 2017 se espera que México reciba 27 mil millones de dólares por este concepto. Más del 90% provienen de Estados Unidos, particularmente de los estados de California, Texas e Illinois.

- Publicidad -

La remesa promedio es de 290 dólares y el 97% –la gran mayoría- de estas operaciones se realizan por transferencia electrónica.

Un elemento muy importante en la consideración o posibilidad de que estos recursos sean sujetos a un nuevo impuesto, es que se crearía un precedente muy grave para todas las transferencias electrónicas que se realizan en todo el mundo y el sector financiero internacional se vería afectado negativamente.

La mayor parte de las operaciones financieras internacionales se realizan vía “transferencia electrónica”. Pero con Trump todo es posible.

Jefas de hogar las más afectadas

La disminución de remesas significaría mayor pobreza femenina. Son 1.4 millones de hogares mexicanos los que reciben estos recursos, cuyo incremento anual en pesos fue de 28.2%. Estas cifras dan dimensión de la gravedad que tienen las políticas discriminatorias y racistas de Donald Trump, cuando amenaza con la expulsión de los y las migrantes, o con gravar las remesas. Tercer fuente de divisas después de la industria automotriz y la alimentaria, superiores al petróleo o al turismo.

Y lo más importante, estos recursos sostienen a los hogares pobres, concretamente a Jefas de familia. La mayor parte de las remesas llegan a las Jefas de Hogar, 68% en 2006, y el resto para los jefes de familia.

Para 2013 esta proporción disminuyó a 58.5%, pero aun así siguen siendo mayoría las mujeres receptoras. La razón por la que ha crecido el porcentaje o participación masculina como receptores es que en los últimos años se ha incrementado la emigración femenina.

En términos relativos es mayor el volumen de recursos que envían las mujeres, porque éstos sostienen a sus hijos, casi en forma exclusiva; además ellas tienen salarios más bajos que la población masculina migrante ya que generalmente están en los servicios domésticos o en trabajos con menor remuneración.

En estados como Guanajuato o Michoacán el impacto del impuesto a remesas sería muy negativo, -como lo es la opción de que esos emigrantes regresen expulsados a esos estados-, donde la actividad económica es muy débil y no les permite generar suficientes empleos. O bien, atender las nuevas necesidades de vivienda, educación o salud que forzosamente implica este “regreso”.

Por si fuera poco, los migrantes tienen miedo de regresar a un país sin empleo, con altos índices de violencia, muertes, impunidad, secuestros y desaparecidos. No les falta razón.

En realidad, este robustecimiento del mercado interno que se apreció durante 2016 se debe en gran medida a las remesas y su incremento, tanto en términos absolutos como relativos, es decir a la depreciación que experimentó el peso, respecto al dólar. No es lo mismo recibir 290 dólares a 23 pesos que a 16, como estaba antes el término de intercambio.

Por supuesto que es imperativo proteger a los y las migrantes, también lo es la protección de estos recursos, importantes para las jefas de familia, para los hogares pobres y en general, para la economía del país. Su disminución significaría mayor pobreza femenina.