La esperanza muere al último

La salida de Manlio Fabio Beltrones de la dirigencia nacional del PRI, dejó un panorama de desconcierto entre los priístas. Muchos lo consideraban el candidato ideal para la contienda presidencial del 2018.

Sobre todo, porque fue evidente que huno una especie de rompimiento con el Presidente Enrique Peña, y entre los colaboradores del Primer Mandatario, no existe nadie para contender por la candidatura presidencial.

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Llamó la atención, el que el princi0al promotor de las reformas estructurales, señalara la decepción de los mexicanos, que “quieren que la modenidad se refleje en sus bolsillos y no están satisfechos con solamente enterarse de que vamos bien, sino que quieren sentirse bien.

Fue tanto como decirle a Peña Nieto que sus reformas estructurales, tan fabulosas, no han servido para nada, pues en nada se han reflejado en su economía personal.

El pasado fin de semana, hace su aparición en el escenario político nacional, José Antonio Meade Kirbeña, titular de la Secretaría de Desarrollo Social, mejor conocída como Sedesol, y asegura que Existen las condiciones en México para vencer las condiciones de pobreza en la población para el año 2030.

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Pareciera un discurso alentador, optimista, pero apenas estamos en el 2016 y faltan aún 14 años para alcanzar esa condición ideal. Pensar que en 14 años México pueda superar las condiciones de pobreza prevalecientes, no solamente es ilusorio, sino fantasioso.

Sobre todo, si se observa que el 50% de los mexicanos, más de 50 millones, viven en tales condiciones. Pensar en que dentro de 14 años ya no habrá pobres en México, seguramente sería imaginar una película de ciencias ficción.

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La problemática del país, es cosa seria, pero no se puede mantener a los mexicanos, con la esperanza de que ya van a vivir mejor, si como advierte Beltrones, no sienten en sus bolsillos las supuestas mejoras de las reformas estructurales.

Ni siquiera por aquello de que la esperanza muere al último. Dentro de 14 años, sin duda alguna, ya habrán muerto, muchos de los pobres mexicanos y habrán nacido otros que también estarán condenados a ser pobres.

Esto evidencia, que al menos desde la perspectiva de los políticos, no hay esperanza de mejoría para los mexicanos, durante los próximos 14 años.

Las esperanzas no mejorarán, en tanto no se vean acciones efectivas para combatir la corrupción. Mientras no se haga algo para frenar a los pillos incrustrados en el gobierno. Hasta entonces surgirán las esperanzas de que pueda haber mejorías.

Esto es lamentable y deplorable. Un panorama incierto para las próximas generaciones que habrán de vivir procesos electorales conflictivos, desaseados, llenos de mentiras, a base de simple retórica.

Si un personaje, que forma parte del gabinete presidencial, dice que las mejorías vendrán hasta dentro de 14 años, es realmente para preocuparse.

Sin duda alguna, tiene a la mano la información que le permite visualizar el panorama económico para los próximos años. Que no sorprenda a nadie, que dentro de varios años se reconozca que las reformas estructurales resultaron contraproducentes. Que fue peor, el remedio que la enfermedad.

Pero hay que hablarle a los mexicanos con la verdad, haciendo a un lado aquello de que la esperanza muere al último.

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