Liliane Bettencourt, heredera del imperio francés L’Oreal. y la mujer más rica del mundo, que estaba en el centro de una larga saga en las cortes francesas sobre los presuntos individuos que se aprovecharon de su fragilidad para sacarle dinero, ha muerto a los 94 años de edad.
Bettencourt, cuyo patrimonio neto se estimaba en unos 33,000 millones de dólares este año, fue la imagen de uno de los mayores conglomerados cosméticos de Francia y una vez capturó la imaginación del público como la pobre niña rica del país.
Ella era la hija de Eugène Schueller, un químico y simpatizante nazi una vez que hizo una fortuna como el inventor del tinte moderno del pelo y el fundador de L’Oréal. Su madre murió cuando ella tenía cinco años, dejándola sola con Schueller cuya compañía heredó.
Bettencourt llegó a los titulares en 2007 cuando los miembros de su comitiva fueron acusados de explotar su salud mental fallida, lo que llevó a una vasta investigación que amenazó con engullir al entonces presidente Nicolas Sarkozy.
Cuando el marido de Bettencourt, el político André Bettencourt, murió en 2007, su hija Françoise Bettencourt Meyers, decidió emprender acciones legales contra el excéntrico mejor amigo de su madre, François-Marie Banier. El fotógrafo, el artista y la vieja muchacha de oro de la sociedad fueron acusados de aprovecharse de la fragilidad de Bettencourt para aceptar los regalos de casi mil millones de dólares, incluyendo pinturas, pólizas de seguro de vida y un sueldo de L’Oreal.
El personal de la casa de Bettencourt, al oeste de París, rumoreaba que el extravagante Banier orinaba en las de flores, se acostaba en la cama de Bettancourt con los zapatos puestos y pedía dinero.
Banier negó las acusaciones, pero fue sólo el comienzo de una investigación judicial de múltiples capas que se convirtió en la telenovela de la nación.
La saga dio lugar no sólo a una pelea pública de la familia sino a un escándalo político principal y al drama en los tribunales cuando la investigación fue ampliada para mirar si Sarkozy y otras figuras en su partido también habían tomado ventaja de la anciana Bettencourt, pidiéndole después de saberse que padecía demencia.
Con información de The Guardian
