Para los panistas, el gobierno es un negocio y Tijuana es su botín

En Baja California, el Partido Acción Nacional opera como un grupo para el cual, sus estatutos, código de ética y otros documentos básicos son letra muerta pues su prioridad es hacer negocios.

Para los panistas, el gobierno es un negocio y Tijuana es su botín.  Esta es la mística con la que las administraciones surgidas de Acción Nacional regentean esta ciudad, pues su gestión difícilmente alcanza la categoría de un gobierno.

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La lista de actividades de las que se puede exprimir dinero a los ciudadanos es amplia: giros negros, concesiones de transporte, ambulantaje, permisos de construcción y otros.

Pero el portafolios de inversiones se ha diversificado durante las administraciones panistas, que han creado figuras como los moches, y han incurrido en prácticas como las concesiones y adjudicaciones a familiares, amigos y prestanombres; han creado empresas fantasma para comprar o rentar bienes y servicios con notables sobreprecios.

Aquí también la lista es larga pues en manos de los panistas, supuestos expertos en la administración empresarial, todo se encarece: el material de construcción, las lámparas de alumbrado público, los juguetes y las cobijas amparados por el facturagate o hasta la falsa pintura tráfico comprada como si fuera auténtica.

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También son negocio los permisos de uso de suelo, o calibres mayores como la ejecución de grandes obras, las desaladoras, las turbinas de energía eólica, los gasoductos y los permisos para empresas como Sempra Energy.

Pero también se cuentan los pactos de protección con los grupos del crimen organizado, y los acuerdos con los cárteles del narcotráfico.

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No en vano otro delincuente de la política, Arturo Ledesma Romo, ha calculado en 80 millones de dólares las cantidades que ingresan al gobierno de la ciudad sin pasar por las casas registradoras.

En suma, el gobierno es un negocio, frase del ex director de transporte y Vialidad, francisco Javier Palacios, que resume el modus operandi del panismo para el cual, Tijuana es su botín.

 

Con información de Juan Arturo Salinas